Para cuándo te sientas minimizado...


VICENTE LAGUNA "EL AGUILA SOLITARIA"
Cómo es tradición en Venezuela se cumple la vuelta ciclística que recorre decenas de estados que acumulan una cantidad considerable de kilómetros para lo cuál los equipos de representación de los estados y patrocinados por marcas comerciales para promocionar sus respectivos equipos ciclísticos y sus productos.

Los casi centenares de corredores están ataviados con vistosos y coloridos uniformes engalanaban las diversas venas de asfalto de la geografía nacional pero en la medida en que avanzaba la competición los equipos no se veían compactos en esa línea humana multicolor que se desplazaban en ascenso de empinadas carreteras o en descenso o terreno plano. No hay que dudar que ciclistas abandonan por accidentes, cansancio o tienen un tiempo acumulado muy precario que muchas veces llegaban a la meta después de la ambulancia.

De este contexto paso a destacar a un ciclista trujillano, que devino en una gloriosa figura que los medios que daban cobertura no dudaron en calificarlos después como el Águila Solitaria y nos referimos a Vicente Laguna. Vicente fue un único corredor que inscribió el estado Trujillo o él se inscribió por cuenta propia, por lo que fue motivo de burla, ironías, sarcasmo, pues no contaba y ni contó con equipo técnico de apoyo en caso de un pinchazo para proveerle una nueva bicicleta para que no perdiera ni un segundo de tiempo que comprometiera la tabla de clasificación de los equipos, tampoco contaba con paramédico y menos pensar en un médico, desde luego tampoco tenía en su haber dietista, ni quien le avisara según el GPS y el mapa de que venía un ascenso, ni la extensión de dicho ascenso, tampoco recibía información del descenso, ni de cuántos kilómetros de terreno plano, quizás su mayor orientación para saber cuan cerca o lejos estaba la meta era la cantidad de personas que se aglomeraban en las aceras y según el tipo de construcciones y como todas las competencias terminan en avenidas céntricas, todos esos detalles los acopiaban y allí se sincronizaba piernas para pedalear, corazón para impulsar sus deseos y Vicente Laguna la etapa que no ganaba entraba siempre entre los cinco primeros ciclistas que cruzaban las metas. Cuentan que en una etapa los ciclistas tienen que cruzar el Pico El Águila dónde el frío arruga todas intenciones, el pelotón multicolor va compacto con el infortunio que pincha y Vicente Laguna tuvo que detenerse al borde de la carretera y el veía como los ciclistas se alejan a la distancia, el corazón del trujillano se atribula y por fracción de segundo ve destruida toda esperanza porque todo su esfuerzo se derrumbaba, al cabo de varios minutos en medio de aquella baja temperatura era un riesgo inminente, el enfriamiento de su cuerpo, hipotermia, mal de páramo, puesto que toda la emocionalidad va pendiente de quienes van punteado en la carrera, cada equipo de competencia llevan varias bicicletas sobre los techos de carros, camionetas, motorizados, suministran agua para hidratar a los corredores de esa extenuante competición. Detenido en el borde ese precipicio estaba Vicente Laguna y vio venir entre la neblina un vehículo con varias bicicletas y como es obvio esas bicicletas están acondicionadas a cada corredor, estos técnicos se detuvieron y le ayudaron fue a repararle el pinchazo, y como eran de otro equipo no tenían la obligación de suministrarle otra bicicleta. Jubiloso Vicente Laguna agradeció el gesto de apoyo, montó raudo su bicicleta, los del vehículo le pasaron por un lado diciéndole adiós con las manos y un sonoro cornetazo, subieron los vidrios por haber mucho frío. Vicente Laguna iba solitario en la vía ya que el pinchazo le detuvo un considerable tiempo. Todo indica que pedaleó con el alma. Al cabo del tiempo, Vicente levantó la mirada y ve a la distancia algunos ciclistas rezagados y le pasó por el lado para sorpresa de ellos, así fue pedaleando y pedaleando, fue pasando a pelotones de ciclistas que llevaban distintos ritmos y diseñaban distintas estrategias, de bloquear el paso, provocar escapadas para agotar al ciclista contrario, en fin, son estratagemas propias de la competición ciclística, Vicente Laguna no reparó ni en tácticas, ni en estrategias, su pedaleo, como dijimos, era un pedaleo constante como si la meta estuviera a la vuelta de la esquina, lo cierto es que ningún contrincante soportaba el ritmo centellante de Vicente Laguna. Vicente le dió alcance a los pocos corredores que iban de punteros y como ya era un terreno conocidos. Vicente Laguna contra todo pronóstico y provocando aplausos, lágrimas, delirio en sus seguidores porque fue que los narradores de las distintos circuitos radiales no dejaban de quedarse estupefactos y más que narrar así lo gritaban de emoción y la fanaticada de su corredor insigne se sumaban y recobraban la fe y cada vez más colmaban las avenidas, porque eran todos los ciclistas punteros contra Vicente Laguna, jóvenes, hombres y mujeres se abrazaban de júbilo porque Vicente Laguna en la medida que se acercaban a su ciudad natal ya estaba ya entre los diez, entre los nueve, entre los ochos, entre los siete y no dejaba de pedalear y pedalear, ya estaba entre los seis, que le presentaban batalla, luego entre los cinco, entre los cuatros, entre los tres, Vicente Laguna apenas levantaba la mirada para saber por dónde iba, luego inclinaba su cabeza para obtener más fuerza o del asfalto o de su gente o de sus seres queridos, avanza Vicente en reto con el segundo ciclista y una dura batalla, a qué no me ganas, a que te gano, un rueda del contrincante se iba delante y Vicente nada que cedía, el contrincante duro, los narradores se olvidaron de los demás corredores o de anunciar la publicidad del patrocinio y en la descripción de la carrera la emocionalidad que le imprimían, cada quien con su radiecito en mano escuchaban, la gente saltaba, los corazones se sobresaltaban. Vicente le daba con fuerza y su contrincante también, pasaban por las avenidas cuando venían las curvas las cuales cruzaban casi que acostados en su bicicletas para salir de ellas embalados, ninguno cedía un segundo de tiempo, ni un centímetro de ventaja. El trujillano levanto su mirada y calculo dónde estaba la meta, su torrente sanguíneo, su corazón , sus piernas respondieron a las órdenes de su cerebro y se desató como un huracán y ya ni siquiera estuvo pendiente del otro ciclista y cruzó la meta con varios metros de ventaja en su Valera natal para regocijo historico de todo el pueblo trujillano y enaltecer dicho deporte. Los narradores no dejaban de describir en sus narraciones cada palmo de carrera y coincidieron todos en la sentencia evidente antes los ojos, corazones y sentimientos de quienes estaban presente en la avenida Bolivar, de quienes escuchaban por radio: - !ganó, ganó, Vicente Laguna, Vicente Laguna...! Dijo otro narrador: !Este no fue un triunfo terrenal, aquí estuvo la mano de Dios...!

Pues resulta que en las etapas sucesivas las ganó Vicente Laguna o llegaba entre los tres o cinco primeros que le dió el aval de etapas ganadas y tiempo cronometrado a favor para ser en esa época el absoluto ganador de la Vuelta Ciclística de ese año, Vicente Laguna cómo fue bautizado casi sin condimento, pero cuando ganó la Vuelta Ciclística ya se decía con orgullo y con otro sabor Vicente Laguna El Águila Solitaria. El velódromo del estado Trujillo está ubicado en su capital comercial, Valera, vía la Puerta, a poca distancia de la casa donde El Libertador Simon Bolívar firmó su Decreto de Guerra a Muerte. Honor y gloria a Vicente Laguna. Confesó mucho después Vicente Laguna que le llenó de mayor satisfacción ganar la etapa en su terruño que toda la Vuelta a Venezuela. Él no hizo campaña en Europa o Asia, pero no deja de ser una inspiración para nosotros de cojo... y corazón...!

*Dr. (PhD) Gaspar Velásquez Morillo. Caracas, 22/12/2023* 

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