EL BAZAR ADJETIVADOR DE FRUTO VIVAS
Gaspar Velásquez
Morillo
Cuanto le ha de costar a un especialista hacer la traducción
de los programas televisivos o de los escritos del arquitecto tachirense quien
con su prolijo desempeño humano y profesional ha impactado ya no solamente en
su suelo patrio, sino más allá de los puntos geográficos de Venezuela en tan
admirable profesión.
Nos deslumbra el nativo de La Grita del estado Táchira el
menú adjetivador porque cuando describe y va explicando cada una de las
creaciones arquitectónicas ajenas y propias porque tiene la virtud de no
repetir, ni reiterar ningún calificativo que hace distinción a la creación
humana de sus colegas, o de la creación popular. Uno está a la espera…pero
no…así nos hace recorrer las distintas etapas creadoras del proyecto por hacer
o construido, sin repetición o reiteración adjetivadora, tamaña riqueza
arquitectónica e idiomática.
Fruto Vivas ha cabalgado en los confines de las líneas, de
las rectas y de las curvas, se ha elevado a los cielos y se ha incrustado en
las profundidades con sus construcciones, ha hecho de los trazos iniciales un
fecunda huerta para brindarlas al beneficio social de los conciudadanos del
mundo y cuanta satisfacción para el gentilicio patrio que ya su acervo mundial
se incluya en los planes de estudio de primaria, del bachillerato, de las
comunas y de las universidades, una
universidad en Venezuela lleva su nombre, además los restos del Comandante Hugo
Chávez Frías reposan en su Flor de los Cuatro Elementos en el Cuartel de la
Montaña en Caracas, en Barquisimeto está la Flor de Venezuela, obra hidráulica
sin parangón en el mundo; digamos que es una muestra simbólica para la
constatación y evidencia, de cuando una vida, una trayectoria personal y
profesional está al servicio del colectivo y de lo colectivo social; puede
afirmarse con sereno orgullo que Fruto Vivas tiene una huella en el quehacer
revolucionario de la transformación del país, quizás otro u otra pudo cansarse
en el empeño, pero Fruto Vivas fue tenaz, persistente y confiado está que más
temprano que tarde su obra y la del resto de su tendencia social de la
arquitectura en Latinoamérica y en el mundo se estarán abriendo paso para
humanizar y prestigiar la carrera universitaria de arquitectura.
Cada intervención del ilustre tachirense sea dentro o fuera
de su programa televisivo, es una paleta de colores que hace de nuestra
imaginación un paisaje humano que invitar al vivir y al vivir bien, nos va
consustanciando con la naturaleza de la cual somos parte y cuyo propósito es
convivir en armonía y respeto a todas las bellezas naturales y a todos los
recursos que el mundo nos da que si los demandamos con consideración y
proporcionalidad, la naturaleza nos la va reponiendo con su bondad y
generosidad; lo contrario, es la degradación capitalista de la naturaleza y del
mundo. Nada como el capitalismo – imperialismo para consumir y botar, sí, para
consumir y botar y contaminar hasta niveles desconsiderados, aterradores, de
allí, los desordenes geoambientales de la que somos víctimas muchos países del
mundo y que nos estremecen cuando nos enteramos o vemos las fotografías, y
cuyas tétricas consecuencias degradan la vida humana. Por ello el 5to. Objetivo
del Plan de la Patria 2019 – 2025 es la Preservación de la vida en el planeta.
El catálogo de obras, diseños, paisajísticas, de Fruto Vivas
merecen un marco de la más fina y recia madera de la Patria. Imagino que sería
insuficiente lo que se diga para homenajear al arquitecto, al que también fue
guerrillero, del que estuvo más de catorce años, sí, 14 años en las montañas de
Venezuela entre las décadas de los años 60 y 70 luchando contra los gobiernos
socialdemócratas y socialcristianos del Pacto de Punto Fijo de la IV república.
Entre las vicisitudes y denuedo que significa ser guerrillero
rural, Fruto Vivas en esas largas caminatas diarias, subir y bajar escarpadas
paredes de montañas, de soportar en cuclillas o si daba tiempo, dentro de la
hamaca “protegido” con un simple plástico los torrenciales aguaceros en horas
del día o en las frías madrugadas, aprovechar con una mano afuera para llenar
la cantimplora de agua venida del cielo o bajar al río a buscar agua y subir
con la premura del caso, de los escasos descansos de la extenuante vida
guerrillera, en el morral de Fruto Vivas se disputaban espacio de una esquinita,
algún medicamento, los aperos elementales propios del guerrillero, pero lo que
se adueñaba del interior de la gruesa lona eran sus libretas, lápices de
colores que guardaba celosamente en una gruesa bolsa de plástico.
Cuántos sueños de entonces, Fruto Vivas estará construyendo u
orientando, viviendo, disfrutando hoy en día con el florecimiento de la
Revolución Bolivariana, aún estará en el fondo de sus pupilas el verde azulado
de las cimas de las distantes montañas y sus pulmones estarán repletos del olor
de la vegetación, en más de una oportunidad imaginó ver coronada a Venezuela
con el cetro de la libertad, de la independencia y soberanía como la legó Simón
Bolívar El Libertador y que empezamos a reconquistar con el Comandante Supremo
Hugo Chávez Frías y que hoy continuamos sosteniendo nuestro estandarte de
República Bolivariana de Venezuela con nuestro estadista y presidente
constitucional Nicolás Maduro.
Por allí va Fruto Vivas con su bastón y con su morral repleto
de sueños, de colores, de libretas y lápices de colores y nunca le faltará un
magnánimo adjetivo para calificar lo humano dentro de la arquitectura. Al
chocar las copas con agua del río padre de Venezuela, el Orinoco y al lanzar
nuestros besos a las montañas tachirenses que le vieron nacer, estaremos
brindando por su vida eterna.
Blog El Mural de Gaspar
Facebook / Gaspar
Velásquez Morillo
@gasparvelasquez
gasparvelasquez4824@gmail.com
Caracas, 01 de marzo de
2019
