DESPERTARÁ EN COLOMBIA EL VOLCÁN SOCIAL QUE TIENE EN SU VIENTRE
Gaspar Velásquez Morillo
Colombia
como el resto de América Latina –con excepción de Venezuela- con estos
insospechados virajes y el anclaje de la rancia derecha -genera condiciones a
pesar de los reveses en los países a los partidos y fuerzas históricas
tradicionales- que se levante un poderoso movimiento popular que cuestione y se
cuestione; es una oportunidad histórica donde potenciales experiencias locales
y/o regionales puedan proyectarse en una dimensión superior y pulimenten nuevos
atributos que le caractericen, como también que la distancien de lo inerte y
comprendan la exigencia histórica de hilvanarse para enfrentar y nivelarse en
fuerzas sociales y a la postre superar el poder que entraña el status
oligárquico colombiano.
En
Colombia, todo indica que los espacios democráticos de hacer política fueron
bloqueados desde hace varias décadas atrás; la insurrección armada, la más
antigua en el hemisferio occidental, es reflejo indiscutible de esa
aseveración.
Viene
a la memoria todas las modalidades utilizadas por la contraparte de la
oligarquía colombiana para abrirse paso en la cotidianidad y hacer política.
Hubo
partidos políticos y demás experiencias que por disposición de buscar otros
senderos de participación fueron liquidados o aniquilados a metralla, fueron
víctimas de asesinatos selectivos de su liderazgo, vale recordar al valiente
Bernardo Jaramillo, él y su organización política fueron una esperanza en
amplios sectores populares, pero también fueron asesinados candidatos
presidenciales y no es menos dramáticos el asalto gubernamental del Palacio de
Justicia con el fatídico saldo de una masacre que incluía a la inmensa mayoría
de los propios magistrados.
Puede
concluirse que Colombia es una sociedad dirigida por una cúpula o élite
política económica oligarca que no acepta discrepancias ni matices que le
contradiga, a los hechos históricos nos remitimos
En
cuanto a los dramáticos resultados del plebiscito para los Acuerdos de Paz es
una grieta que se abre en la hermética y sólida clase oligárquica colombiana
que vislumbra en términos inmediatos enconadas contradicciones interburguesas que
saldrán a flote; esta oportunidad histórica no debe dejarse de aprovechar por
un revitalizado movimiento popular capaz de insurgir, hay experiencias en el
mundo, más toda la sapiencia y la creatividad neogranadina del pueblo-pueblo para
marcar un nuevo rumbo según las diferentes formas de lucha y organización. De
lo que se haga en adelante dependerá la estabilización político social del
subcontinente.
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