CUANDO SE ENTERE ALÍ PRIMERA QUE 

REVERÓN VA A REPOSAR AL PANTEÓN

Gaspar Velásquez Morillo
Dice así: “Restos de Armando Reverón serán mudados al Panteón”, de veras que la justa iniciativa conmueve y enternece cualquiera sea la estatura de quienes hayan leído u oído la noticia.
Surge de inmediato la preocupación colectiva de amistades: - pero Reverón es muy ajeno a tales protocolarios; “ni modo, será Alí quien se lo haga saber y trate de persuadirle y pedirle ese sólo día que minimice su irreverencia”, “que lo de “reposar” en el Panteón es un simple formulismo burocrático del vocativo”, “que de lo que se trata es cambiarle el paisaje pero el sabor a salitre del aire es el mismo”, “además estará acompañado de sus muñecas, su Juana, sus pinceles y sus “peroles” donde mezclaba y obtenía esos colores que le dieron el privilegio universal de pintar todos los espectros de la luz”.
Bastó una sola explicación para que Alí aceptara la encomienda ¿o el reto? Y expresó: -“no es tiempo de recular”. La confianza fue depositada en él por tener ese don de deshilar de los vientos las palabras para sus certeras canciones y que estas se nos colaran hasta en los huesos y dieran energía cinética a los propios sentimientos, a la vida misma.
La renuencia de Reverón fue vencida momentáneamente aunque él aclaró bien que: “-sólo por unas horas, porque si no, no sería Reverón”.
De regreso Alí, Alí poeta, Alí Padre Cantor, Alí músico, se hace de su musa y rescata unas coordenadas del pintor Armando Reverón para tatuarlas en el pentagrama musical de los tiempos eternos de la Patria.
Amarillo de su mango
azul /de su litoral/
con rojo de sol poniente/
pincelada al despertar
Cuando estaba pequeñito
miró/ las mariposas volar/
y aprendió a amar los colores/
con amor supo pintar/
Reverón titiritero/
Reverón el muñequero/
Reverón pintor del pueblo/
con pinceladas de sueños/
Reverón titiritero/
Reverón el muñequero/
se quedo Juana la Gorda/
ya no sirve de modelo/
Las desnudas de un delirio/
te la pagaban con Ron/
cuando vivo no valías/
de bellas artes ni hablar/
Hoy llevan castillete/
cuadros para el gran salón/
te codeas con El Greco/
con Picasso y con Renoir/
Reverón titiritero/
Reverón el muñequero/
se quedo Juana la Gorda/
ya no sirve de modelo/
Reverón titiritero/
Reverón el muñequero/
Reverón pintor del pueblo/
con pinceladas de sueños/
Las cosas de mi país/
hasta cuando pasarán/
que dirá Bárbaro Rivas/
yo no le he compuesto naa/
El día que tu partistes/
hubo/ tambores en el lugar/
de tus ojos encontraron tus muñecas
vestidas color fiesta de San Juan/
Reverón titiritero/
Reverón el muñequero/
Reverón pintor del pueblo/
con pinceladas de sueños/
Reverón titiritero/
Reverón el muñequero/
se quedo Juana la Gorda/
ya no sirve de modelo/
Reverón titiritero/
Reverón el tamborero/
Reverón pintor del pueblo/
con pinceladas de sueños/
Luego Alí toma su cuatro con la sonrisa del cronista, con la satisfacción del deber cumplido y se aleja con la discreción del caso entre la bruma de los tiempos.
Porque en el gran salón, Reverón más que hablar, hablaba con sus manos, no hay palabras para explicar, nos mostraba sus pinturas, sus muñecas, mientras Juana – por timidez aunque sus ojos le bailaban de alegría y por los flash- no se desprendía del brazo o de los sentimientos del reconocido pintor y cuando los “críticos” de arte, los reporteros, le abrumaban de preguntas, lo aislaban, para la obtener la primicia de un titular, él buscaba a su Juana como si le faltara el oxígeno, necesitaban tenerla a su lado, es la otra parte de su corazón, ella es su primicia.
Reverón no se veía a sí mismo sin Juana. ¿Sería igual Reverón sin Juana?
Caracas, 10 de mayo de 2016.

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