METODO DE DIRECCIÓN REVOLUCIONARIO

O MARCHAR HACIA EL OCASO HISTÓRICO

Gaspar Velásquez Morillo

Es muy noticioso el estado de salud del Comandante Chávez y su evolución, los aguijones de la curiosidad nacional e internacional le siguen los pasos con sumo interés; en filas revolucionarias el comentario abona cualquier conversación y la preocupación está latente; en cuanto a la burguesía y a la oposición partidista –que no es un todo compacto y homogéneo- existen deseos perversos en los cuadros de dirección; en tanto, en las instancias medias y en la base de la oposición hay hasta consideración por estimarlo un buen adversario; el líder de la revolución socialista bolivariana también ha repercutido positivamente con su prédica en las bases de oposición quienes se resisten a morir asfixiadas por el peso sempiterno de los intereses egoístas de la clase burguesa proimperialista y de las inamovibles direcciones de los partidos burgueses pro imperialistas y sus derivados.

Lo que presagiaban algunos y algunas que Chávez no iba a soportar la intensidad de asumir como reto personal el cúmulo de actividades que demanda un proceso de cambio sin sufrir las consecuencias.

Voces de alertas sumaban llamados de atención para la población y sobretodo para el activo que asumía la Revolución Socialista Bolivariana, ya nada menos que el comandante Fidel Castro, apartó las delicadezas y respeto hacia otros procesos germinales revolucionarios como el nuestro para expresar en su discurso en el recinto parlamentario venezolano que Chávez no es el gobernador, ni puede ser el gobernador y menos el alcalde, ni puede ser el alcalde.

Pero -y vale un pero- Chávez, su personalidad y carisma, Chávez y su peso histórico, Chávez y su desprendimiento, Chávez y su responsabilidad histórica, Chávez y su condición de militar del pueblo y de presidente, Chávez y el tiempo histórico, Chávez orador y estremecedor de consciencias, Chávez el motivador y el organizador, Chávez el arrollador, Chávez el exigente, Chávez y su adicción al café, Chávez el polémico, el Chávez de profunda fe cristiana, Chávez deportista, Chávez el del verso florido y de la canta llanera a flor de piel, Chávez patriota, Chávez, el épico bolivariano, Chávez socialista, Chávez antiimperialista, el Chávez todo pues, el Chávez que llora por su pueblo, Chávez el estadista e intelectual.

Chávez está en la cima de lo que se ha construido hasta ahora, Chávez no tiene contrapeso en ningún ámbito, ni aquí ni allá, toda la fusilería y misilística de las empresas privadas de comunicación nacional e internacional, las administraciones estadounidense con sus mejores cuadros y expertos en guerra sucia le disparan con todos los calibres y Chávez está allí.

Chávez tiene la culpa pero a la vez es inocente, hay argumentos en su descargo. Chávez tiene mucho que perder y la revolución mucho que ganar, ahora viene el reto, permitir que la revolución siga avanzando sin que tengan que sentir o ver a Chávez, pero de seguro Chávez está y estará detrás, orientando, dirigiendo, inspirando a la orquesta.

En un sencillo artículo de cuatro páginas aparece en uno de sus párrafos finales: “El dirigente debe, a la luz de las condiciones históricas y las circunstancias existentes en una localidad dada (vale decir Venezuela y la salud de Chávez para el ejemplo) y teniendo en cuenta la situación en su conjunto, determinar con justeza el centro de gravedad del trabajo y el orden de ejecución de las tareas para cada período, aplicar con tenacidad lo decidido y asegurar el logro de los resultados previstos; esto es parte del arte de dirigir. Se trata también de una cuestión de método de dirección, a cuya solución debe prestarse atención al aplicar los principios de ligar la dirección con las masas y de combinar lo general con lo particular”.

Es de necesaria, pudiera decirse de vital importancia, que las y los cuadros partidistas, las y los cuadros institucionales del Estado y del gobierno, el pueblo y sus instancias conscientemente organizadas retomen la sencilla pero profunda lectura de “Algunas Cuestiones sobre los Métodos de Dirección” de Mao Tse Tung (1.943).

Lamentablemente en algunas instituciones del gobierno y del Estado quienes la dirigen ven un como un gasto infructuoso la formación de su personal, no consolidan lo político ni lo ideológico, ni organizan, luego presionan para que vayan a las marchas y a las concentraciones rojas, ni mucho menos enfrentan a quienes por confusión o por convicción obstaculizan, quienes así dirigen y quienes boicotean, tienen algo en común, ambos van en sentido contrario de la historia. Qué manera tan extraña de ayudar o de negar al proceso socialista bolivariano.

Veamos: la concepción clásica del Estado que es: población, territorio, administración o gobierno. Pues en el Artículo 2 del texto programático constitucional, expone que Venezuela se constituye en Estado, entonces, el pueblo es Estado, este o no en la estructura del organigrama institucional, sea o no asalariado, además es un Estado Democrático, de Justicia y de Derecho; y en el Artículo 3 plantea los Fines del Estado y que para el cumplimiento es lograrlo por intermedio de la Educación y el Trabajo; en tanto que el Artículo 278 plantea –y esto no es exclusividad del Consejo Moral Republicano- sino que todas, pero todas las instancias del gobierno y del Estado sin excusa alguna deben “…promover todas aquellas actividades pedagógicas dirigidas al conocimiento y estudio de esta Constitución, al amor a la patria, a las virtudes cívicas y democráticas, a los valores trascendentales de la República y a la observancia y respeto de los derechos humanos”.

Un ítem importante para evaluar el desempeño institucional de dirección es la formación político ideológica de las y los cuadros del Estado y del gobierno, disiparemos esa preocupación del líder de la revolución socialista bolivariana o se la cargaremos también a sus espaldas.

Amanecerá y veremos

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